Salitre de una herida

“Hacen la mudanza. Dicen que nunca quisieron vivir aquí los desastres que desancoraste de mis profundidades. Supuse entonces que ningún pez abisal sabe amar la luz, lo mismo nos pasa a los poetas. Sobrevivir en la oscuridad y que el único reflejo sean tus demonios. Intentar huir de ti y perder las mismas guerras que ganas. Conocer el amor en unos ojos que te devuelven la mirada pero te ciegan. Hay quien lleva luz a dondequiera que vaya y hay quien se trae consigo poesía, como si fuera el candil que, lejos de alumbrar, espanta. Estos poemas no son más que el llanto mudo y el consuelo...