Ernesto Cardenal, nacido el 20 de enero de 1925 en Granada, Nicaragua, fue un destacado poeta, sacerdote y político, reconocido por su compromiso con la justicia social y su activismo político en América Latina. Su vida y obra estuvieron profundamente influenciadas por su vocación religiosa y su interés por la literatura, convirtiéndolo en una figura emblemática de la poesía contemporánea en español.
Cardenal creció en un ambiente cultural y artístico. Su familia, de origen acomodado, lo alentó a desarrollar su creatividad desde joven. Estudió en el Colegio de San Francisco, donde empezó a escribir poesía. Posteriormente, se trasladó a la ciudad de Nueva York, donde estudió en la Universidad de Columbia. Durante su tiempo en Estados Unidos, se interesó por el arte y la literatura, lo que le permitió conocer a importantes figuras de la literatura latinoamericana.
En la década de 1950, Cardenal se unió a la comunidad de Solentiname, un pequeño grupo de islas en el lago de Nicaragua, donde se dedicó a la agricultura y la vida comunitaria. Allí, comenzó a experimentar con el “arte popular” y a fomentar la participación de los campesinos en la creación literaria. Este enfoque le permitió combinar su vocación religiosa con su compromiso social, y fue en este contexto donde escribió algunas de sus obras más influyentes.
Una de sus obras más reconocidas es “Canto de los desterrados”, publicada en 1972, en la que aborda temas de exilio, guerra y resistencia. Su poesía se caracteriza por una profunda sensibilidad social y política, además de su estilo innovador que mezcla elementos de la tradición literaria con la cultura popular nicaragüense.
En 1979, con el surgimiento de la Revolución Sandinista, Cardenal se involucró activamente en la política de su país. Fue nombrado Ministro de Cultura en el gobierno sandinista, donde trabajó para promover la educación y la cultura en Nicaragua. Su labor en este ámbito fue crucial para articular la identidad cultural del país y para fomentar la creación artística entre las clases populares.
A pesar de su compromiso con la revolución, la relación de Cardenal con algunos líderes sandinistas se tornó tensa en los años posteriores debido a diferencias ideológicas y políticas. En particular, sus críticas al gobierno de Daniel Ortega y su postura a favor de la democratización del país lo llevaron a distanciarse del régimen, aunque nunca dejó de ser una voz respetada y admirada en la política nicaragüense.
A lo largo de su vida, Cardenal recibió numerosos premios y reconocimientos por su obra literaria y su compromiso político. Entre ellos, destacan el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda y el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe José Donoso. Su legado literario ha sido fundamental para la poesía en español, y su obra sigue inspirando a nuevas generaciones de escritores y activistas sociales.
Cardenal también fue conocido por sus posturas críticas hacia el poder y su habilidad para articular una visión del mundo en la que la poesía y la política se entrelazan. A través de su escritura, abogó por los derechos humanos, la justicia social y el compromiso ético del artista con la realidad social que lo rodea.
Falleció el 1 de marzo de 2020 en Managua, Nicaragua, dejando un vacío en el panorama literario y político del país. Su influencia se siente aún en la actualidad, recordándonos la importancia de la poesía como un vehículo de cambio y de resistencia ante la opresión.
En síntesis, Ernesto Cardenal fue una figura fundamental en la literatura latinoamericana del siglo XX. Su obra no solo refleja un profundo amor por la poesía, sino también un compromiso apasionado con la justicia social y la lucha por los derechos humanos en su país y en el continente. Su legado perdura en las páginas de la literatura y en la memoria colectiva de quienes luchan por un mundo más justo.