Luis de Góngora y Argote (1561-1627) fue un poeta y dramaturgo español, considerado una de las figuras más representativas del Siglo de Oro español. Nació en Córdoba, en el seno de una familia noble. Góngora comenzó sus estudios en la Universidad de Salamanca, donde se formó en diversas disciplinas, desarrollando un interés especial por la poesía y el teatro. A lo largo de su vida, mantuvo una intensa carrera literaria, caracterizada por su estilo culterano, que se centraba en el uso de un lenguaje complejo y ornamentado, buscando la musicalidad y el ritmo en sus versos.
El poeta es conocido por obras como La Fábula de Polifemo y Galatea, un poema narrativo que mezcla la mitología clásica y el amor, y La Soledad, que muestra su maestría en el soneto y su habilidad para crear imágenes vívidas. Góngora también se destacó en la creación de obras teatrales, aunque su legado más perdurable está en la poesía. Su obra tuvo una influencia duradera en la literatura española y más allá, inspirando a muchos escritores posteriores.
A lo largo de su vida, Góngora enfrentó críticas y controversias debido a su estilo innovador y su rechazo de la sencillez lírica que caracterizaba a otros poetas de su tiempo. Su confrontación con autores como Francisco de Quevedo, quien criticó su estilo en una serie de sátiras, es un reflejo de las tensiones entre las diferentes corrientes literarias de la época. A pesar de las críticas, su obra ganó reconocimiento y admiración, y fue un precursor del modernismo literario.
La figura de Góngora ha sido objeto de estudio y análisis a lo largo de los siglos. Su estilo, que hoy se considera una de las cumbres de la poesía en lengua española, ha inspirado a poetas y estudiosos, y su influencia se puede rastrear en la obra de figuras como Gustavo Adolfo Bécquer y Antonio Machado, quienes vieron en su lenguaje y su estética un modelo a seguir.
Por otro lado, Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695) fue una escritora, poeta y filósofa novohispana, considerada una de las más grandes figuras literarias en idioma español y una de las precursoras del feminismo. Nació en San Miguel Nepantla, México, en una familia criolla, y desde joven demostró un talento excepcional para el estudio. A los 16 años, ingresó al convento de San Jerónimo en la Ciudad de México, donde desarrolló su obra literaria y su pensamiento crítico.
Su escritura abarcó diversos géneros, desde la poesía hasta el teatro y la prosa, siendo su poesía la que mayor reconocimiento le ha otorgado. Obras como Inundación castálida y Respuesta a Sor Filotea de la Cruz son ejemplos de su brillantez y su capacidad para abordar temas complejos como el amor, la religión y la búsqueda del conocimiento. Sor Juana se destacó por su defensa del derecho de las mujeres a la educación y la cultura, un tema que aún resuena en el debate contemporáneo sobre los derechos de las mujeres.
La vida de Sor Juana estuvo marcada por la tensión entre su deseo de conocimiento y la rígida sociedad colonial que la rodeaba. A pesar de su renombre, enfrentó críticas y fue objeto de ataques por su independencia intelectual. La iglesia y la sociedad de su tiempo veían su erudición como una amenaza al orden establecido. En 1700, tras una serie de cartas y enfrentamientos con la jerarquía eclesiástica, Sor Juana decidió renunciar a la escritura y a sus estudios, pero su legado como una de las voces más audaces de la literatura hispanoamericana perdura hasta hoy.
Ambos escritores, aunque de épocas y estilos diferentes, comparten la característica de haber desafiado las normas de su tiempo y de haber dejado una huella indeleble en la literatura en español. Su obra continúa siendo estudiada y admirada, reflejando la riqueza y la complejidad del Siglo de Oro y la época colonial en América. La influencia de Góngora y Sor Juana va más allá de su tiempo, inspirando a nuevas generaciones a explorar y cuestionar las realidades culturales y sociales a través de la literatura.