Arthur Schopenhauer nació el 22 de febrero de 1788 en Danzig, Prusia (actualmente Gdansk, Polonia). Fue un filósofo alemán que se destacó por ser uno de los pensadores más influyentes del siglo XIX. Su obra más reconocida, El mundo como voluntad y representación, establece las bases de su filosofía pesimista, que ejerció una notable influencia en diversas corrientes filosóficas y artísticas posteriores.
Schopenhauer provenía de una familia acomodada. Su padre, un comerciante, deseaba que su hijo siguiera sus pasos en el negocio, pero Arthur tenía otras aspiraciones. Después de la muerte de su padre en 1805, Schopenhauer se trasladó a la Universidad de Gotinga para estudiar filosofía, interés que había despertado desde joven. Durante sus estudios, se basó en las ideas de Kant, Platón y otros filósofos, pero pronto desarrolló su propia crítica al idealismo alemán.
Una de las características centrales del pensamiento de Schopenhauer es su concepto de la voluntad. Para él, el mundo no es simplemente una representación del sujeto, sino que está fundamentado en una voluntad ciega e irracional que impulsa a los seres vivos. La voluntad es, en esencia, una fuerza primordial que constantemente busca satisfacción, pero que nunca puede alcanzar la felicidad plena. Esto lleva a Schopenhauer a presentar una visión pessimista de la existencia humana.
En su obra principal, El mundo como voluntad y representación, publicada en 1818 y revisada en 1844, desarrolla su filosofía en dos partes: la voluntad y la representación. La representación se refiere a cómo percibimos el mundo a través de nuestras experiencias y concepciones, mientras que la voluntad es la esencia subyacente que da forma a la realidad. Esta dualidad establece un marco para comprender la angustia y el sufrimiento inherentes a la condición humana.
Schopenhauer también explora la idea de que el arte y la contemplación estética pueden ofrecer una vía de escape temporal del sufrimiento y la insatisfacción. A través de la música, la pintura y la literatura, las personas pueden vislumbrar una comprensión más profunda del mundo y su propia existencia. Schopenhauer consideraba que la música era la más elevada de las artes, ya que podía expresar lo inefable de la voluntad.
Durante su vida, Schopenhauer mantuvo una relación ambivalente con el reconocimiento. Aunque fue un pensador revolucionario, sus ideas no fueron ampliamente aceptadas durante su tiempo. Fue sólo a mediados del siglo XIX, con la llegada de escritores como Nietzsche y pensadores como Sigmund Freud, que su influencia comenzó a crecer. Muchos de estos intelectuales se inspiraron en las ideas schopenhauerianas sobre la naturaleza humana, el sufrimiento y la voluntad.
A lo largo de su vida, Schopenhauer también se mostró interesado en cuestiones éticas y moralidad. Creía firmemente en el valor de la compasión y la empatía hacia los demás seres, argumentando que el sufrimiento de uno es un reflejo del sufrimiento de todos. Este enfoque lo llevó a abogar por un estilo de vida ascético, que favorece la renuncia a los deseos egoístas y la búsqueda de una existencia más armoniosa.
Arthur Schopenhauer falleció el 21 de septiembre de 1860 en Fráncfort del Meno, Alemania. Su legado perdura hasta la actualidad, siendo considerado uno de los precursores del existencialismo y el psicoanálisis. Las ideas de Schopenhauer continúan influyendo no solo en la filosofía, sino también en la literatura, la psicología y la música, consolidando su lugar como un pensador fundamental de la modernidad.