Perder la cabeza, literal o metafóricamente, es algo que nos sucede a los lectores y, por supuesto, a los autores. Esta decapitación se puede conjurar desde la sátira, el terror, lo fantástico y hasta lo realista, sin el temor de aproximarse de manera novedosa a temas como el suicidio y la necrofilia, o incluso a las deficiencias mentales, en el lado menos oscuro del libro. De esta antología surgen relatos que honran la esencia del absurdo, perder la cabeza para la fabricación de personajes extravagantes en medio de situaciones extraordinarias. En este contexto se desarrolla la...