Rosamond ha muerto. Tenía setenta y tres años, sufría del corazón y se había negado a operarse. Tras el entierro, el testamento. Rosamond nunca se casó ni tuvo hijos, y su herencia deberá repartirse entre Gill y David, los hijos de su hermana, e Imogen, una casi desconocida, que Gill vio una vez, hace más de veinte años, en una reunión familiar. Era una niña rubia y ciega de siete años, extraña y encantadora, que sedujo a todos los invitados. Gill encuentra varias cintas de cassette que Rosamond ha grabado y una nota donde le dice que las cintas son para Imogen, y si no la...