José Antonio Utrilla se sentía cansado, muy cansado, cuando se dirigía a su vivienda. Las sensaciones de aquella noche eran de agotamiento total, agotamiento físico y anímico. No podía mantenerse en tal situación por más tiempo, pues de continuar así terminaría por enfermar si no estaba enfermo ya. Pensaba en las circunstancias por las que pasaba en los últimos tiempos y era evidente como influían, para mal, según él, en su existencia. No debía continuar en la misma dinámica porque lo perturbaba, por desgracia, deteriorándolo demasiado. Tales planteamientos no eran nuevos,...