Trapo y Rata

Edición en español y rimada del primer libro que Dr. Seuss escribió para niños: ¡una historia sobre el poder de la imaginación! Tras ver a un simple caballo tirando de una carreta en su camino a la escuela, el joven Marco inventa un desfile de personajes que hacen que la calle Porvenir sea el lugar más interesante de todo el pueblo, ¡o quizá de todo el mundo! Admiradores de todas las edades aclamarán a nuestro héroe cuando demuestre que con un poco de imaginación ¡se puede llegar bien lejos! Ahora, después de más de ochenta años, ¡esta historia es tan actual y divertida como...

Cuando los planetas estaban a punto de apagarse en su infinita soledad, apareció Sol para calentarlos y devolverles su color. Uno codiciaba ser el primero en estar a su lado para recibir más calor, pero otro no lo permitió y le hizo daño, provocando la partida de Sol... ¿Serán capaces de resolver este caos? La colaboración de todos y la brillante idea de uno de ellos harán que el universo recupere su luz.

Bienvenidos a la RSPB, la Real Sociedad para la Protección de las Bestias. Un dragón ha aparecido muerto en la sede de la RSPB, un centro de rescate de criaturas muy poco comunes. Allí es donde vive Ulf, el niño lobo, y su pandilla bestial: Tiana, un hada aventurera, Orson, un gigante tímido, y Druce, una gárgola burlona. Todos juntos deberán averiguar qué le ha sucedido al dragón, y las pistas pronto les llevarán hasta el mayor cazador de bestias del mundo, el salvaje barón Marackay#

Descubre al hermano de Judy Moody ¡Qué porquería! ¡Qué peste! ¡Qué hedor! Explora con Stink la Máquina de Vómitos, el Medidor de Eructos o los Pedos Musicales que se encuentran en la Exposición de Porquerías organizada por el Museo de Ciencias, y descubre con él que su nariz tiene increíbles poderes. Desde hace tiempo Stink está interesado en todo tipo de cosas pestilentes. En esta ocasión él y su mejor amiga ¡se presentan a un concurso de zapatillas apestosas! Así comienza Stink y las deportivas más superapestosas del mundo: ¡Qué porquería! ¡Qué peste! ¡Qué hedor!...