Más vale besar dos veces

Yoyo can use magic as long as she never kisses a boy. These powers come in handy when Serafina begins to intrude on Yoyo's social life, her club and especially her friends.

Yoyo está desconsolada. Su novio Justus se ha ido a vivir a otra ciudad y no ha vuelto a tener noticias suyas. Su madre cree que la mejor solución es enviarla a París. Yoyo se llevará una terrible decepción cuando descubra que su destino es otro muy distinto.

La bulliciosa mente de Laura siempre está imaginando y construyendo mundos. Un conejo parlante vestido de Versace, luchas entre ángeles y demonios, un peluche que huye despavorido, un vikingo del siglo XXI, una brecha entre dos mundos, escenarios a medio escribir, pero… ¿y si fueran más que simples historias sobre un papel? Cuando al salir de la ducha se encuentra con un visitante inesperado Laura se da cuenta de que ese va a ser un sábado diferente: ¿desde cuándo los peluches salen corriendo? Su mejor amigo, Manu, llegará a tiempo de poner un poco de cordura, aunque él siempre...

A wedding provides the perfect opportunity for Gina to show off her dancing skills. But there is only so much dancing a girl can do! This beautifully illustrated fiction reader features simple rhymes, high-frequency words, and repetitive sentences to build foundational reading skills and support early literacy.

El Papa Francisco nos anima con un escrito de san Francisco de Asís a cuidar nuestra casa común, la Tierra: “Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba”. Este libro está escrito para niños, educadores y catequistas que deseen contribuir a cuidar el medio ambiente. En él encontramos, además de varios párrafos de la Encíclica Laudato Si, una atractiva exposición de actitudes que favorecen o perjudican la conservación de la naturaleza. Amigos del planeta Tierra son aquellos que ...

Ante la hecatombe que se cernía sobre el mundo, Colibrí, Paloma y Luciérnaga salieron a buscar nada menos que la paz. Cruzaron toda América latina hasta llegar a la Antártida. Se toparon con tucanes del sur de México, quetzales de Guatemala, cóndores de los Andes y pingüinos emperadores en la parte más austral del continente. El colibrí deseaba ser el pacificador porque no estaba contento con el destino que Huitzilopochtli le había conferido: ser un ave guerrera. Pero tendría que dejar su canto a cambio.