Jean de La Fontaine, nacido el 8 de julio de 1621 en Château-Thierry, Francia, fue un célebre fabulista y poeta, reconocido principalmente por sus fábulas que han perdurado a lo largo de los siglos. Su trabajo ha sido fundamental en la literatura francesa y ha influido en escritores de diversas épocas y nacionalidades.
La Fontaine nació en una familia burguesa; su padre era un funcionario del reino y su madre, de carácter más humilde. A pesar de su entorno acomodado, La Fontaine optó por una vida diferente. Se inscribió en el Colegio de Clermont en París, donde recibió una educación clásica y se familiarizó con las obras de los grandes autores latinos y griegos. Tras completar sus estudios, La Fontaine decidió seguir el camino de su padre y entró en el mundo de la administración pública, aunque nunca lo ejerció con dedicación.
Desde temprana edad, La Fontaine mostró un interés apasionado por la literatura y la escritura. En 1647, publicó su primera obra, un poema titulado “La École des femmes”, que le permitió adentrarse en el mundo literario parisino. Sin embargo, su verdadera vocación surgiría varios años después, cuando comenzó a escribir sus fábulas basadas en las fábulas de Esopo y otros autores clásicos.
Las fábulas de La Fontaine son conocidas por su aguda observación de la naturaleza humana, el ingenio y la claridad de su estilo. En unas 240 fábulas, reunidas en varios volúmenes a lo largo de su vida, el autor logra transmitir enseñanzas morales a través de la narrativa de animales que representan virtudes y defectos humanos. En sus obras, se pueden encontrar personajes icónicos como la astuta zorra, el orgulloso león y la trabajadora hormiga. A través de estos personajes, La Fontaine no solo entretenía a sus lectores, sino que también reflexionaba sobre la conducta social y moral de su tiempo.
- Fábulas más destacadas:
- La Fontaine y la zorra y las uvas
- La Fontaine y el león y el ratón
- La Fontaine y la cigarra y la hormiga
Su obra más famosa, “Fábulas”, publicada en varias ediciones desde 1668 hasta 1694, es considerada un hito en la literatura universal. Su estilo simple pero elegante, combinado con la profundidad de sus reflexiones, ha permitido que sus fábulas sean accesibles para lectores de todas las edades. La Fontaine también incorporó elementos de la sátira social y la crítica política en sus escritos, lo que le acarreó tanto admiradores como detractores.
A lo largo de su vida, La Fontaine se relacionó con figuras importantes de su tiempo, como el filósofo René Descartes y los poetas del movimiento clásico. Sin embargo, a pesar de su éxito literario, su vida personal estuvo marcada por dificultades financieras y relaciones tumultuosas. A pesar de estos desafíos, La Fontaine mantuvo su dedicación a las letras, produciendo obras que se consideraban innovadoras para su época.
La Fontaine falleció el 13 de abril de 1695 en París. Su legado literario ha perdurado a lo largo de los siglos, y sus fábulas se siguen enseñando y leyendo en todo el mundo. La capacidad de La Fontaine para capturar la esencia de la naturaleza humana a través de sus personajes animales ha hecho que su trabajo sea relevante incluso en la actualidad. Varios de sus relatos han sido adaptados a diferentes formatos, incluyendo teatro, cine y animación, lo que demuestra la universalidad de sus temas y la pervivencia de su influencia en la cultura.
En resumen, Jean de La Fontaine no solo fue un excepcional fabulista, sino también un agudo observador de la sociedad de su época. Su trabajo sigue siendo una fuente de inspiración para escritores y lectores por su combinación de humor, sabiduría y crítica social.