La chica del espejo

Elizabeth Garver Jordan fue una influyente escritora, editora y activista estadounidense nacida el 2 de noviembre de 1865 en una familia acomodada en el estado de Nueva York. Su vida y obra están marcadas por una profunda preocupación por los derechos de las mujeres y los problemas sociales de su tiempo, lo que la convierte en una figura importante dentro del movimiento feminista de finales del siglo XIX y principios del XX.

Creció en un ambiente que la alentaba a perseguir su educación. Asistió a la University of Michigan, donde comenzó a desarrollar su talento literario. Pronto se involucró en el mundo de la publicación, convirtiéndose en editora de varias revistas, donde promovía la escritura de mujeres y abordaba temas que eran a menudo ignorados en la literatura predominante de la época.

Jordan fue una de las primeras editoras del Women's Home Companion y trabajó en otras publicaciones donde sus editoriales y artículos reflejaban su compromiso con las causas sociales y el empoderamiento femenino. Su estilo de escritura era directo y persuasivo, lo que le permitió conectar con un amplio público. Utilizó su plataforma no solo para promover la literatura, sino también para abogar por reformas sociales y los derechos de las mujeres.

Además de su labor como editora, Jordan también fue autora de varias novelas y cuentos. En su obra, abordó la vida de las mujeres en la sociedad moderna, explorando sus luchas y aspiraciones. Su novela más conocida, Julia, a Daughter of the Civil War, se publicó en 1907 y fue bien recibida, consolidando su lugar en la literatura estadounidense de la época. El trabajo de Jordan refleja una profunda empatía hacia las experiencias femeninas, y su narrativa a menudo se centraba en las mujeres como protagonistas fuertes que desafían las expectativas convencionales.

• Activismo Social: Jordan se destacó por su activismo social, participando en movimientos que abogaban por el sufragio femenino y otros derechos civiles. Estuvo involucrada en varias organizaciones que promovían la igualdad de género y trabajó para ampliar las oportunidades educativas y laborales para las mujeres.
• Reconocimiento: A lo largo de su vida, Elizabeth Garver Jordan recibió varios reconocimientos por su trabajo literario y su contribución a la sociedad. Su legado perdura en la historia de la literatura feminista y en el ámbito del activismo social.

La vida de Elizabeth Garver Jordan es un testimonio del poder de la palabra escrita y el activismo en la lucha por la igualdad. A través de sus escritos y su trabajo editorial, dejó una huella indeleble en el ámbito literario y en la sociedad estadounidense, abriendo puertas para futuras generaciones de mujeres escritoras y activistas. Falleció el 15 de diciembre de 1947, dejando un legado de pasión por la justicia social y la defensa de los derechos de las mujeres.

“...Imaginativa, apabullante, dramática y redonda. Broche de oro.” —Daniel Pérez, redactor de la revista Windumanoth “Novela corta e intensa. Mezcla de drama carcelario y fantástico. Un poco de El Conde de Montecristo y otro poco de Origen. Muy recomendable.” —Ignacio Fortuño “Combina muy bien el suspense, la aventura y la fantasía histórica. La recomiendo.” —Az Pgo “Mantiene el interés y la atmósfera de misterio hasta el final y mezcla géneros que pocas veces se han visto juntos de manera impecable.” —Markel Urrutia **ATENCIÓN: Esta novela corta está...

En el Bausler Institut, un internado femenino situado en el cantón más retrógrado de Suiza, el Appenzell, se respira una densa atmósfera de cautiverio, sensualidad inconfesada y demencia. En estos parajes por los que paseaba el escritor Robert Walser, y donde se suicidó tras permanecer treinta años en un manicomio, se desarrollan la infancia y la adolecencia de la narradora, quien las rememora desde la madurez. En ese colegio imaginario que permanece, transfigurado, en la memoria, la narradora se sentirá irremediablemente atraída por la «nueva»: hermosa, severa, perfecta, figura...

Esto que aquí puedes leer, querido y desconocido lector, conforma el puñado de relatos de un grupo de escritores vascos y canarios embarcados en una aventura conjunta de dar a conocer este curioso género, siempre admirado y siempre denostado. Digo relatos porque, como afirmaba Fernando Quiñones, cuentos son los de Caperucita. Y no le faltaba razón. Estos son relatos, narraciones breves, brevísimas, como se quiera llamar, menos cuentos. Los ingleses, en este sentido, pronto supieron diferenciar entre short story (relato breve) y tale (cuento), pero, dejémoslo estar. No este el lugar...

«Escribo porque las personas a las que amaba han muerto. Escribo porque cuando era niña tenía una gran capacidad de amar y ahora esa capacidad de amar está muriendo. No quiero morir». Así comienza el relato en primera persona de Jana, la historia de un matrimonio y de su ruptura. En la universidad conoció a un geólogo, Mijael Gonen, se casó con él y, poco a poco, una enrarecida distancia se abrió paso entre los dos. Con rara habilidad, el autor logra captar los mínimos matices del carácter y del sentimiento, saca a la luz, con lucidez y delicadeza, los motivos de la frustración...