Hugo Duchamp Investiga:

Amalia es una mujer de treinta y dos años que se siente completamente perdida en la vida, y llega a su punto de inflexión cuando la muerte sorprende a su mejor amiga. Abatida, decide emprender un viaje en búsqueda de respuestas. Guiada por los personajes escritos en una mágica libreta y constantes señales que se manifiestan en el camino, logra enfrentar sus miedos y entender las múltiples dimensiones que la conforman. Un viaje en dos direcciones, donde lo tangible se funde con lo intangible, que nos permite adentrarnos en un mundo de misterio que expande la consciencia y empuja a creer...

¿Por cuánto tiempo puede contenerse una terrible verdad sin colapsar en los primeros instantes de saberla? La vida de Adam y Livia no ha sido fácil desde que ella fue rechazada por sus padres al quedar embarazada a los 17 años. No los ve desde entonces. A pocos días de cumplir 40 años, Livia está muy ilusionada con la fiesta que Adam prepara para ella, todo parece ir de maravilla. Josh, su hijo, ayuda con los preparativos, pero Marnie, su hija, está en Hong Kong estudiando y no podrá asistir al evento. Adam y Marnie le reservan una gran sorpresa a Livia para el día de la fiesta; sin ...

Una voz sorprendente, un bellísimo y osado ejercicio de literatura que mezcla obras de arte, vidas de artistas y la intimidad de la narradora. Este es un libro hecho de miradas. Miradas sobre cuadros, sobre los artistas que los pintaron y sobre la intimidad de la narradora y su entorno. Este es un libro singular y fascinante, inclasificable, en el que la vida y el arte se entretejen. Consta de once partes: once partes que son once capítulos de una novela que relata una historia personal y familiar, pero que también pueden leerse como once cuentos, u once incursiones furtivas en la historia ...

Para los trillizos de Melinda Morrow, Carl Cutler era un tipo estupendo; pero para ella... bueno, para ella era algo muy diferente. Estaba claro que la fuerza y la tranquilidad del apuesto ayudante del sheriff la ayudaba a sentirse más segura... pero también le recordaba que era una mujer. ¡Algo que había jurado no volver a desear sentir jamás! Por su parte, Carl disfrutaba al ver cómo Melinda se estremecía. Le encantaba estar con ella y con sus hijos... pero después le gustaba volver a la soledad de su casa. Hasta que aquel soltero empedernido empezó a buscar excusas para quedarse...