Karl Marx nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris, una ciudad que entonces formaba parte del Reino de Prusia. Fue el mayor de los hijos de una familia judía que, después de la conversión de su padre al cristianismo luterano, se integró en la sociedad alemana de la época. Desde joven, Marx mostró un interés destacado por las ciencias sociales y políticas, lo que le llevó a estudiar Derecho, Filosofía e Historia en la Universidad de Bonn y luego en la Universidad de Berlín.
Durante su tiempo en Berlín, Marx se involucró con el Joven Hegelianismo, un movimiento intelectual que cuestionaba y reinterpretaba las ideas del filósofo Georg Wilhelm Friedrich Hegel. Este periodo de su vida fue crucial, ya que allí desarrolló sus ideas sobre el materialismo histórico y la crítica de la economía política. Su relación con la filósofa Jenny von Westphalen, que se convirtió en su esposa en 1843, también fue un elemento significativo en su desarrollo personal y profesional.
En 1843, Marx se trasladó a París, donde comenzó a trabajar como periodista y se unió a otros intelectuales socialistas. Este cambio de ambiente fue decisivo para su pensamiento, pues allí fue donde conoció a diversas corrientes socialistas y a figuras clave como Friedrich Engels, quien se convertiría en su coautor y amigo cercano. En 1848, ambos publicaron el famoso “Manifiesto del Partido Comunista”, un texto que sintetizaba sus teorías sobre la lucha de clases y la necesidad de abolir la propiedad privada como parte de un proceso hacia la emancipación de los trabajadores.
El impacto del Manifiesto fue profundo y se convirtió en uno de los documentos más influyentes en la historia del socialismo y del comunismo. Sin embargo, las continuas dificultades financieras, el exilio y las tensiones políticas de la época llevaron a Marx a una vida de inestabilidad y constantes mudanzas. En 1852, se estableció en Londres, donde residió hasta su muerte.
En su período londinense, Marx dedicó la mayor parte de su tiempo al estudio y la investigación. Su obra más monumental, “El Capital” (publicado en tres volúmenes entre 1867 y 1894), analiza el modo de producción capitalista y sus implicaciones sociales, políticas y económicas. En "El Capital", Marx introduce conceptos como el valor, la plusvalía y la lucha de clases, argumentando que la historia de la sociedad es la historia de la lucha entre opresores y oprimidos.
A lo largo de su vida, Marx fue un crítico acérrimo del capitalismo y propuso que la historia avanzaba hacia una sociedad sin clases, donde los medios de producción serían de propiedad común. Su visión de un futuro comunista fue, sin embargo, objeto de interpretaciones y controversias que persisten hasta el día de hoy.
Marx también se involucró activamente en la política de su tiempo, participando en la Primera Internacional (la Asociación Internacional de Trabajadores), donde abogó por la unidad de los trabajadores a nivel mundial. A pesar de la influencia que sus ideas ejercieron, Marx enfrentó una vida personal marcada por la pobreza y la enfermedad. Sufrió varias pérdidas familiares, incluida la de tres de sus hijos y su esposa, Jenny, quien murió en 1881.
El legado de Karl Marx es inmenso y multifacético. Su obra ha sido un pilar en el desarrollo del pensamiento socialista y comunista, influyendo en movimientos políticos y sociales de todo el mundo. A pesar de las críticas y las interpretaciones diversas de su trabajo, es considerado uno de los pensadores más influyentes de la era moderna.
Marx falleció el 14 de marzo de 1883 en Londres. Su tumba, situada en el cementerio de Highgate, se ha convertido en un lugar de peregrinaje para aquellos que siguen su legado. En sus escritos, Marx planteó preguntas fundamentales sobre la justicia, la desigualdad y el papel de la economía en la vida humana, cuestiones que siguen siendo relevantes en la actualidad.