Educar sin maltratar

Cuando pensamos en la educación de nuestros hijos, ya sea en el terreno profesional o personal, el castigo siempre aparece como uno de los recursos. Definido como la aplicación de estímulos que logren disminuir la presentación de lo que llamamos conductas indeseables, el castigo sigue siendo una forma desagradable y en muchos casos agresiva de educar. Castigamos por impulso, por mal genio, por abuso de poder, por ejercicio de autoridad siempre pensando que podemos realmente moldear las conductas de nuestros hijos. Si bien nuestro papel como formadores nos exige aplicar consecuencias ante...


























































