Alma de elefante

New in Spanish, a sweet and hilarious story for the youngster whose heart is set on a new pet. A dragon might not be the most conventional pet, but this boy is determined. He argues his case to Mom and Dad with wit and charm, detailing the many benefits of dragon ownership: A dragon is the perfect bully deterrent! The perfect answer to snow-shoveling in the winter! The perfect trick-or-treating accessory! The perfect portable summer campfire! He swears he'll take really good care of it, too. He'll feed it, walk it, bathe it, take it to the doctor, and even teach it to fly. This laugh-out-loud ...

Con esta guía conocerás magníficos personajes y criaturas, recorrerás lugares impresionantes y aprenderás poderosos hechizos. Este libro provee toda la información que un aventurero necesita para emprender sus nobles cruzadas: desde presentar respetos a la orgullosa Mantícora hasta convertirse en un Maestro Hechicero. Crea una comunidad mágica, templa tus emociones ¡y sé parte de las épicas Cruzadas de Antaño!

Una ni a est a punto de irse a dormir cuando descubre la simetr a de su cuerpo y todas sus cosas pares: dos ojos, dos codos, dos hileras de dientes, dos hombros, dos mu ecas, dos manos, dos pu os. Pero tambi n hay s lo una nariz, una boca, un cuello. de manera natural y sencilla hace notar que no todo tiene su par, sugiriendo y reconociendo as la perfecci n del cuerpo humano. el tono de las ilustraciones ilumina el texto y su juego en un estilo muy peculiar.

Niña de día. Gata de noche. ¡Siempre lista para la aventura! Una nueva serie de los editores de «Isadora Moon». Kitty puede hablar con los animales y tiene superpoderes felinos, pero... ¿estará lista para ser una superheroína como su madre? En Kitty salva la noche... Kitty se muere de ganas de ir al museo y ver la preciada estatua del Tigre Dorado con sus propios ojos. La leyenda dice que aquellos que la posean pueden hacer realidad todos sus deseos. En compañía de su gato Mandarino, decide colarse en el museo por la noche, cuando no haya nadie que pueda descubrirlos, ¡pero alguien ...