Zapeadores de Sneldegar

Una deliciosa manera de plantearle a los menores el problema de la obesidad, uno de los más graves de la salud pública. Golosina y Perrozoso eran muy flojos. Comían, comían y comían. Y dormían, dormían y dormían. Pero un buen día, cuando despertaron de una siesta, estaban muy incómodos. ¡El sofá había encogido! ¡Los almohadones habían crecido! O al menos eso quisieron suponer...

El profeta es un extranjero que va a salir del país donde habitó durante mucho tiempo. En él ha dejado su corazón. Intenta irse pero la gente del lugar se le acerca a pedirle su sabia opinión acerca de los diversos aspectos que conforman la vida cotidiana. Él, con palabras en apariencia sencillas, pero con gran profundidad, les habla del amor, el matrimonio, los hijos, el trabajo, el bien, el mal y la muerte, entre otros temas que ocupan el pensamiento y las emociones de los seres humanos a lo largo de los siglos.

¡Un nuevo caso para Perrock Holmes! CUANDO EL MISTERIO LLAME A TU PUERTA, TÚ LLAMA A PERROCK, (PERROCK HOLMES) Julia y Diego están contentísimos: ¡les han regalado un viaje a Tenerife y van a ir al mejor parque acuático del mundo! Pero cuando Julia se tira por el tobogán y sale del agua, notan algo raro: ¡se le ha teñido la piel de color azul! Al principio parece una broma... pero ¿será solo eso? Estos son los HECHOS: Muchas de las personas que han ido al parque acuático, incluidos algunos miembros del Mystery Club, han salido del agua de color azul, como los pitufos. Estas son...

Acompañadas de alegres y divertidas ilustraciones, Stephanie Blake nos trae las aventuras de Simón, un pequeño conejo blanco que transmite toda la vitalidad de la infancia: es adorable, tiene mucha energía, le encanta hacer travesuras ¡y es muy muy divertido! «¡Caca de vaca! ¡Caca de vaca!», grita Simón cada vez que su papá o su mamá le piden hacer algo. De la mañana a la noche y de la noche a la mañana, ¡no hay manera de que el conejito diga otra palabra! Hasta que un buen día aparece el lobo y al pequeño Simón no se le ocurre otra cosa que decirle: «¡Caca de vaca!»...