Selma Lagerlöf, nacida el 20 de noviembre de 1858 en Mårbacka, Suecia, fue una destacada escritora y la primera mujer en recibir el Premio Nobel de Literatura en 1909. Su infancia estuvo marcada por la influencia de su entorno familiar; su madre, quien provenía de una familia noble, y su padre, un propietario de tierras, cultivaron en ella un profundo amor por la literatura y la naturaleza. Desde temprana edad, Selma mostró un gran interés por contar historias, que más tarde se convertiría en su pasión y carrera.
La vida de Lagerlöf estuvo marcada por desafíos, incluido su difícil periodo de educación, debido a problemas de salud que la llevaron a abandonar la escuela formal. Sin embargo, su amor por la lectura y la escritura nunca disminuyó. A pesar de sus dificultades, logró completar su educación básica y más tarde se trasladó a Estocolmo para estudiar en el Instituto Técnico de Estocolmo, donde se graduó como maestra en 1885.
En 1891 publicó su primera obra, Gösta Berlings Saga, una novela que mezcla elementos de la fantasía y la realidad, ambientada en la región de Värmland, que se convertiría en un lugar recurrente en su obra. Este libro no solo recibió elogios de la crítica, sino que también estableció a Lagerlöf como una escritora innovadora y única en su estilo narrativo. A partir de este momento, su carrera como escritora se disparó.
A lo largo de su carrera, Lagerlöf escribió numerosas obras, entre las que se destacan El milagro de San Olof, El viaje a Tierra de los Muertos y Jerusalem. Sus historias a menudo reflejan su profunda conexión con la naturaleza, así como su interés en los temas de la identidad y la espiritualidad. Su estilo narrativo se caracteriza por su lirismo y por la integración de elementos de la mitología sueca, lo que le permitió conectar con sus raíces culturales y contar historias que resonaban con el pueblo sueco.
Un aspecto notable de su vida fue su activismo social. Selma Lagerlöf fue una firme defensora de los derechos de las mujeres y un ferviente activista en cuestiones sociales y políticas. A lo largo de su vida, abogó por la educación de las mujeres y la igualdad de género, y su obra literaria a menudo refleja este compromiso. En 1914, fue elegida miembro de la Academia Sueca, convirtiéndose en la primera mujer en alcanzar tal distinción, lo que demuestra el reconocimiento de su talento y su influencia en la literatura mundial.
La escritura de Lagerlöf no solo se limitó a la ficción; también se aventuró en la escritura de ensayos, cuentos y obras de teatro, a menudo utilizando su voz para abordar cuestiones contemporáneas. Su novela Los cuentos de la abuela, por ejemplo, es una colección de relatos que transmite enseñanzas morales y valores, y se ha mantenido como un clásico en la literatura infantil sueca.
El legado de Selma Lagerlöf es innegable. Su estilo poético y su habilidad para entrelazar la ficción con la realidad la han convertido en una figura fundamental en la literatura mundial. Tras su muerte el 16 de marzo de 1940, su influencia sigue viva a través de sus obras, que continúan siendo leídas y estudiadas en todo el mundo. Su vida y obra no solo representan un hito en la literatura sueca, sino que también simbolizan el poder de las mujeres en la literatura y el impacto que pueden tener en la sociedad.
En reconocimiento a su indiscutible talento, su obra ha sido traducida a múltiples idiomas y adaptada a diversas formas de arte, incluidos cine, teatro y ópera. Selma Lagerlöf dejó una marca indeleble en la literatura y su legado sigue inspirando a nuevas generaciones de escritores y lectores. Su vida es un testimonio del poder de la narrativa para desafiar la norma, cambiar perspectivas y abrir caminos hacia un futuro más igualitario.