El Talismán de Raziel

Asesinatos rituales. Magia y chamanismo. Dos mujeres separadas por dieciséis mil años y unidas por las pinturas rupestres de Altamira. Los cadáveres de varios arqueólogos han sido encontrados en el interior de cuevas brutalmente mutilados. Las pinturas rupestres de esas cavernas han sido destruidas, y los sucesos tienen desconcertadas a las autoridades. Mientras tanto, Miren, una joven estudiante de Bellas Artes, consigue su sueño al incorporarse al equipo que se dispone a realizar la réplica de las pinturas de Altamira, sin sospechar que su vida cambiará para siempre al verse...

Cuando La portadora del cielo se publicó en Finlandia por primera vez en la prestigiosa editorial Teos, fue considerada por la crítica como uno de los acontecimientos literarios de 2006. Entre otras cosas se dijo que era "una novela vigorosa y excitante como una historia de detectives", que "pocas primeras novelas ofrecen una experiencia tan estimulante", y que "no sorprende que por su riqueza temática y brillante lenguaje La portadora del cielo haya recibido tantas nominaciones", entre ellas al Premio Runeberg, uno de los más distintivos de la literatura finlandesa. Además ese año fue...

El mensajero le miró en la cara y retrocedió unos pasos compo si hubiera recibido un golpe. Pero avanzó hacia la ventana y vió... ¡Oh, sombra del hogar! ¡Oh, grillo juicioso! ¡Oh, mujer pérfida!

A porn actor and actress escape their past lives in a black Chrysler Imperial along with the woman’s young daughter, driving beneath an inclement sun on a series of identical roads and past inhospitable landscapes. Each one of them narrates their flight to nowhere, but it is a fourth voice—that of a documentary filmmaker fascinated by this story—that communicates just how much of those three characters can exist within each person. In this magnetic novel the past is a nebulous territory from which there is no escape, and although the journey can turn the most impersonal...

La verdadera justicia debe ser fría, implacable, desapasionada. Y para aplicarla, Dios decidió que cada generación contara con treinta y seis Justos, los tzadik, hombres anónimos que mantienen el equilibrio entre el Bien y el Mal sobre la faz de la Tierra. Justo Ledesma es uno de ellos. Un viejo irascible que discurre por las calles de un barrio, el de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera, que ya no es el suyo; de una ciudad, Barcelona, que dejó de serlo hace tiempo. Un hombre cansado que, consciente de que su fin está cerca, decide saldar cuentas con su pasado; con un pasado que...