Jerome Seymour Bruner, nacido el 1 de octubre de 1915 en Nueva York, fue un influyente psicólogo y educador estadounidense. Reconocido por su trabajo en el desarrollo cognitivo, la psicología educativa y su enfoque en la construcción del conocimiento, Bruner tuvo un impacto significativo en la forma en que se entendía el aprendizaje y la enseñanza en la segunda mitad del siglo XX.
Bruner creció en un entorno judío de clase media en el Bronx. Desde joven mostró un fuerte interés por la lectura y la educación. Estudió en la Universidad de Duke, donde se graduó en 1937. Posteriormente, completó su maestría en psicología en la misma institución. Durante la Segunda Guerra Mundial, Bruner se unió al ejército, lo que le permitió participar en investigaciones sobre el comportamiento humano, lo que alimentó su interés por la psicología.
En 1945, Bruner obtuvo su doctorado en psicología por la Universidad de Harvard. Su asociación con Harvard fue fundamental para su desarrollo profesional, ya que se convirtió en parte del prestigioso departamento de psicología. Su trabajo inicial se centró en la psicología del aprendizaje, donde comenzó a explorar cómo las personas organizan y procesan la información.
Una de las contribuciones más notables de Bruner al campo de la psicología fue su teoría del aprendizaje constructivista. Según Bruner, el aprendizaje es un proceso activo en el que los estudiantes construyen su propio conocimiento a partir de sus experiencias y no simplemente absorben información de manera pasiva. Destacó la importancia de la cultura y el contexto social en el aprendizaje, argumentando que el proceso educativo debe adaptarse a las necesidades y experiencias de los estudiantes.
Bruner también introdujo el concepto de "representaciones" en el aprendizaje, que son las formas en que los individuos interpretan y entienden el mundo a su alrededor. Propuso que existe un continuo de representaciones desde la acción concreta hasta la representación simbólica, y que las personas pasan por estas etapas en su desarrollo intelectual. Esto se resume en tres modos de representación: enactiva (acción), icónica (imágenes) y simbólica (lenguaje).
A lo largo de su carrera, Bruner escribió varios libros influyentes, entre ellos "The Culture of Education" (1996), donde argumenta que la educación no solo debe centrarse en el conocimiento, sino también en la cultura y la forma en que la cultura influye en el aprendizaje. Otros títulos destacados incluyen "Toward a Theory of Instruction" (1966) y "Actual Minds, Possible Worlds" (1986). En estos trabajos, Bruner aborda la intersección entre la educación, la psicología y la cultura, proporcionando un marco teórico para el entendimiento del aprendizaje humano.
Además de su trabajo teórico, Bruner fue un defensor de la educación progresiva y trabajó activamente en la implementación de sus ideas en las escuelas. Uno de sus logros más significativos fue su participación en la creación de la Escuela de Cienciología en Nueva York, donde puso en práctica sus principios de aprendizaje y enseñanza. También fue un ferviente defensor de la educación interdisciplinaria y de la importancia de integrar diferentes campos del conocimiento en el proceso educativo.
Bruner recibió numerosos premios y reconocimientos a lo largo de su vida, incluyendo la Medalla Nacional de Ciencias en 1990. Su trabajo ha influido no solo en el campo de la psicología, sino también en la pedagogía, la sociología y la filosofía de la educación.
En sus últimos años, Bruner continuó siendo una voz activa en el debate sobre la educación y el aprendizaje. Hasta su fallecimiento el 5 de junio de 2016, a la edad de 100 años, Bruner dejó un legado duradero en el ámbito educativo y psicológico, inspirado a generaciones de educadores, psicólogos y estudiantes a reevaluar el proceso de aprendizaje y su papel en la sociedad.