El cancerbero de la flama

Cuarta parte de Regina Irae Cristina D'Armani, ¡por fin!, va a ser coronada Princesa Soberana de Arberia. Sin embargo, la guerra oculta y secreta entre partidarios de Geirtrair y Geirdrein, que continúa y se agrava con la irrupción de una tercera contrincante proveniente de un mundo lejano y cercano a la vez, amenaza con aguarle la fiesta. Por si fuera poco, Ania, la hija pequeña de sir Alex, la cual ha desarrollado poderes telequinésicos, despierta el interés de Geirtrair, para inquietud de sus padres. Pero Geirtrair, por suerte, no está en su mejor momento por culpa del mayor de los...

La historia de fantasía que comenzó en el Purgatorio continúa en el Infierno, llevando a nuestro protagonista a descubrir el camino al que sus desiciones lo llevaron, angeles y demonios entraran en juego, pero no se dejen engañar, no puede existir el bien sin el mal.

Carla lleva una vida monótona y algo tediosa. Trabaja como secretaria en una oficina y su novio, Pedro, además de aburrido, es adicto al trabajo. Para colmo, ese verano no tiene vacaciones y el sofocante calor de Madrid no ayuda a refrescar la situación. Todo cambia cuando Carla se acuesta con Pere, un compañero de trabajo con el que apenas había cruzado unas palabras. A partir de ahí, el concepto de "verano en la ciudad" cambia por completo y comienza a disfrutar de la sensualidad como nunca antes lo había hecho. Gracias a los cursos de verano a los que su novio le apunta para que...

«Ninguna mujer es culpable de que la amen dos hombres a la vez.» Éste es el comienzo de una preciosa novela que aúna lo terrible de la guerra con lo maravilloso del amor. El odio de dos hombres que aman a la misma mujer y a los que la guerra y su ideología han situado en bandos distintos frente a la delicadeza de los sentimientos puros y la admiración por la belleza. Amelia siempre fue una niña diferente a las demás. Para sus padres, temerosos de Dios y cumplidores de las estrictas normas sociales, esta diferencia se convirtió en un quebradero de cabeza. Sin embargo, para Martín,...