Alonso de Molina fue un destacado misionero y lingüista español del siglo XVI, conocido principalmente por su labor en la evangelización de los pueblos indígenas en México y su trabajo en la documentación de la lengua náhuatl. Nacido aproximadamente en 1490 en la localidad de San Lúcar de Barrameda, en la provincia de Cádiz, España, fue uno de los primeros religiosos que llegó al Nuevo Mundo tras la conquista. Su vida y obra reflejan el encuentro entre dos culturas, la indígena y la española, en un periodo lleno de tensiones y transformaciones.
Tras su llegada a la Nueva España en 1524, Alonso de Molina se unió a la orden de los Franciscanos, que tenían la misión de propagar la fe cristiana entre los pueblos nativos. Desde sus primeras actividades en tierras mexicanas, se dedicó a aprender la lengua y las costumbres de los indígenas, un esfuerzo que lo llevó a convertirse en un importante mediador cultural en la región. Su interés por el náhuatl no solo le permitió comunicarse con los pueblos originarios, sino que también le motivó a documentar esta lengua de manera sistemática.
Una de sus contribuciones más notables fue la elaboración de un diccionario náhuatl-español, que fue publicado en 1555 bajo el título "Vocabulario en la lengua castellana y mexicana". Este diccionario no solo fue fundamental para los misioneros que buscaban entender mejor las lenguas indígenas con las que trataban, sino que también se convirtió en una herramienta invaluable para los estudios lingüísticos y antropológicos posteriores. En su obra, Molina incluyó una extensa lista de palabras, frases y expresiones en náhuatl, lo que permitió preservar aspectos de la lengua que podrían haberse perdido con el tiempo.
Además de su labor lexicográfica, Alonso de Molina también escribió gramáticas y catecismos en náhuatl, buscando facilitar la difusión del cristianismo entre los nativos. Su obra más famosa en este ámbito es "Doctrina breve en la lengua mexicana", que contenía los principios fundamentales de la fe cristiana adaptados al contexto cultural indígena. Su enfoque en la lengua y la comunicación clara con los pueblos originarios marcó una diferencia significativa en la forma en que otros misioneros abordaron la evangelización.
A pesar de su dedicación al aprendizaje y preservación de la lengua náhuatl, la labor de Molina no estuvo exenta de dificultades. En su trabajo, tuvo que lidiar con la resistencia de algunos grupos indígenas que se oponían a la imposición de la religión cristiana, así como con las tensiones políticas y sociales propias de la época colonial. Sin embargo, su legado perdura y su diccionario, junto con sus otras obras, sigue siendo una fuente de estudio para quienes se interesan en la historia de México y la lengua náhuatl.
Alonso de Molina, a lo largo de su vida, se ganó el respeto tanto de los indios como de sus compatriotas españoles. Su aproximación humanitaria y su esfuerzo por comprender y conservar la lengua nativa son testimonio de un compromiso con el diálogo cultural en un contexto tan complejo como el de la conquista y el colonialismo. Su muerte ocurrió en el año 1570, pero su obra continúa siendo un puente entre culturas y un referente en los estudios de la lengua y cultura náhuatl.
En resumen, Alonso de Molina es recordado no solo como un misionero católico, sino también como un pionero en la lingüística y el estudio de las culturas indígenas de México. Su dedicación a la lengua y su esfuerzo por fomentar el entendimiento mutuo entre dos mundos profundamente diferentes hacen de su vida una historia digna de ser recordada.