Atack Royale

Proteger a la ciudad de Chicago del lado oscuro es un trabajo agotador, sobre todo cuando est s en el instituto. As¡ que cuando las chicas m s esnobs del Saint Sophia empiezan a preparar el gran baile de oto¿o, Lily decide unirse y centrarse en la organizaci¢n de la fiesta, por mucho que eso signifique no prestarles dedicaci¢n exclusiva a demonios, vampiros y a los retorcidos magos conocidos como los succionadores. Pero una cosa es darle la espalda temporalmente a su poder y otra cosa es no quererlo? Cuando la magia desaparece de pronto de la ciudad de Chicago, Lily tendr que reorganizar...

Cuando los niños crecen los cambios que experimenta su conducta se suceden con gran rapidez y muchas veces a los adultos les resulta difícil advertirlos. Esto puede dificultar la educación de los niños y la formación de buenos hábitos. Este libro, dirigido especialmente a pequeños entre tres y cinco años, cuenta cómo un niño ha crecido y, casi sin advertirlo, ha dejar de ser un bebé. De esta forma, durante el día realiza actividades muy entretenidas donde demuestra las habilidades que ha ido adquiriendo. Sin embargo, en la noche pareciera que volviera a ser muy pequeño, porque...

Skat acaba de terminar la primaria y se dispone a pasar plácidamente los dos largos meses de vacaciones rodeado de su música, sus juegos, sus libros y sus amigos. Planea rentar películas, jugar con su Gameboy, en fin, saborear la idea de que está a punto de entrar a ese territorio que separa a los hombres de los niños: la secundaria. Su padre tiene otros planes: irse a refundir a Papantla, un pueblo perdido en el que Skat piensa que morirá de aburrimiento. Sin embargo, desde que comienza el viaje una serie de acontecimientos extraños empiezan a envolver a Skat, que se debate entre el...

Me llamo Márgara Averbach. Cuando era chica, mis padres, mi hermano y yo viajábamos mucho, siempre en auto. A San Salvador de Bahía, en Brasil; al Cuzco, en Perú; a Ushuaia por una ruta toda de ripio, no de pavimento como ahora. Eran días y días de auto y para que el viaje se nos hiciera más fácil, mi mamá nos leía en voz alta. Un libro a papá, el único que manejaba; un libro, a nosotros dos, en el asiento de atrás. En esos tiempos, lo confieso, a mí me gustaba tanto el viaje como el lugar al que llegábamos. Y me gustaba porque dentro del auto, el aire era todo historias. Desde ...