Dueña de su destino

El deseo que sentían el uno por el otro era innegable, pero... ¿sería suficiente su amor para liberarlos a ambos? Su padre la había encerrado siendo niña y Helena Lambarth se había jurado entonces que nadie la sometería. Pero para cumplir el último deseo de su madre, viajó a Londres para darse a conocer en sociedad... y así se encontró de pronto como huésped de lord Darnell. Adam, lord Darnell, no tenía tiempo de vigilar o ayudar a aquella joven desaliñada, pero había accedido a ejercer de padrino de ella. Cargado con las deudas de su padre, Adam sabía que su única esperanza...