Una virgen para el billonario
Carter: Ella es mía. La quiero. La necesito y estoy cansado de esperar. Emma: Sólo pienso en él y no puedo esperarlo más. Hoy es la noche. Voy a usar mi virginidad. Puedo ser un santo, esperando que ella esté lista para lo que le quiero dar. Cuando escuché sin querer que ella va a botar su virginidad con un tipo cualquiera del bar, decidí que ella no va a darle esas suaves curvas y esa boca deliciosa a nadie más. Después de esta noche, ella nunca volverá a dudar a quién le pertenece. Y cuando esté gritando mi nombre, ella se dará cuenta que estoy preparado para darle mucho más...